El parque Arví es un objeto estético que a medida del tiempo el hombre le dio pinceladas artificiales que hacen que hoy todos sus elementos hagan un conjunto de cosas que maravillen a todos sus visitantes.
El concepto de kalon reaparece a estos tiempos, en especial en este lugar, donde lo natural place a la vista de todos los que llegan hasta allá, el sentido de la vista se recrea entre sus plantas, árboles, agua, pájaros, puentes, desde el metro cable se divisa toda su diversidad de especies de plantas y animales y desde su llegada no solo se ve la naturaleza, sino que se siente y se oye todo lo que en este lugar se encuentra, es un pequeño paraíso que se halla muy cercano de la congestionada ciudad.
La simetría y la armonía juegan un papel parcial en este lugar, pues todo lo creado por Dios, guarda una proporción exacta donde todo resalta belleza y esas pinceladas que tornan en este lugar creadas por el hombre, dan esos puntos diferentes que hacen que estas dos combinaciones sean bellas. Es simplemente bello por la experiencia de tranquilidad que deja a todos aquellos que tienen la oportunidad de visitarlo.
En esta localidad se expresan hombres artistas que año tras año exponen sus silletas creadas con flores hermosas que ellos mismos realizan para representar su tierra, estos artistas son solo reconocidos por una determinada época en la ciudad de Medellín, pero quienes viajan al parque Arví, pueden apreciar estas obras de arte mucho más cerca.
La belleza que se encuentra en este lugar no solo está representado desde lo que se ve, sino desde lo que se siente, es una belleza psicofísica, el espíritu de verdad que encuentra una experiencia estética con lo que ve y siente en este lugar donde el frio se combina con los resplandecientes rayos del sol que se cuelan por la copa de los más altos árboles.
El concepto que surgió en la Grecia Antigua, de belleza funcional alude a este concepto por que el Parque Arví por medio de su belleza, lo que busca es que las personas cuiden e interactúen con el mundo ecológico y natural. Utiliza su belleza para su mismo funcionamiento.
En cuanto a la fealdad en este objeto estético, se puede descifrar a la hora del terror del individuo que visita este sitio, puesto que por ser un lugar tan solo, tranquilo, silencioso y oscuro muchas veces se puede prestar para la maldad de algunas personas, o para el terror de la oscuridad, frente a criaturas sublimes, puesto que hay un sentimiento de inadecuación para representarlas.
“El filósofo Kierkegaard dice que "la fealdad es una forma de comunicación y ésta nos ayuda a recuperar la realidad de aquí y de ahora". Quizá también nos ayuda a ver aquella vertiente débil de la sociedad o, quizá mejor, de la vida. La fealdad habla por sí misma; nos explica lo grotesco de nuestra sociedad; nos muestra aquello que hay de ridículo, de satírico, de parodia o de picaresco que han protagonizado los humanos.
Estas realidades estimulan, pero también ayudan a resituar el concepto de persona. Nos muestran la pobreza y la grandeza de la persona, que es capaz de moverse entre lo sublime y lo ridículo, entre lo plácido y lo macabro, entre lo delicado y lo grosero, y por encima de todo nos dan a entender que existe la capacidad de ser persona, hay el ser persona.”[1]
Es por esto que en este sitio estético, se puede ver la belleza a la hora de disfrutar este lugar, pero por otro lado se aprecia la fealdad en experiencias desagradables que la sociedad viva y sienta en el Parque Arví.
En nuestra experiencia cuando tuvimos la oportunidad de visitar el parque, desde su llegada, se mezclan diferentes sentimientos encontrados, puesto que la soledad y su lejanía de la sociedad hacen dar un leve sentimiento de terror, pero cuando el sol se escondió, fue allí cuando nuestro sentimiento de susto y terror salió de nuestros cuerpos, pues al no haber luz artificial y al aparecer alguien que nos habló del otro lado del río y sin poderlo ver nos espantó hasta el punto de recoger el vino y correr hasta el carro, para podernos ir del parque.
Como cita Humberto Eco, hoy en día un monstruo no es tan fácil determinarlo por su informidad, esto ocurre en el Parque Arví, pues los sujetos malvados que se encuentran allí son personas físicamente normales, su maldad se encuentra al interior de su ser, pues son personas que hurtan los bienes de los otros visitantes y turistas. Esto alude a la maldad de los seres humanos que hacen actos repudiables por la sociedad.
El terror es la principal fealdad que se presenta en nuestro objeto, por su oscuridad y sombras que a veces se ven aquí, hacen del ser humano momentos de fealdad, donde hacen un proceso de convertir algo que para la sociedad es bello, en lo feo, en un lugar de sentimientos críticos donde el individuo no se encuentra en momentos totalmente agradables y es por esto que el sentido de el objeto estudiado se transforma.
“La fealdad, tanto hoy como ayer, quizá es la cara crítica de aquello que uno cree que se debería enderezar y que reclama una nueva lectura ética de los hechos denominados sociales. La fealdad acusa a los que son pasivos ante la injusticia que se concreta en una especie de complicidad por parte de muchos.”[2]
Así mismo nuestro objeto estético es un lugar donde le presenta al hombre varios tipos de miradas, sentimientos y emociones distintos cada vez que visita este lugar, donde los sentimientos encontrados que este produce, deja una un recuerdo imborrable, una huella en cada una de estas personas, sea un recuerdo de belleza o de fealdad.
Es por esto que un objeto estético está sujeto a cambios creados por el hombre, donde como se hablo anteriormente, este objeto de estudio puede pasar de un concepto de fealdad a un concepto de belleza o viceversa, creando ciertos estereotipo de este lugar, hablando cada individuo desde la propia experiencia que hayan vivido allí, sea una experiencia valiosa y enriquecedora o una experiencia vacía y de terror.